Sabemos que los docentes damos todo dentro del aula y dentro
de la escuela.
La carrera docente nos prepara para enseñar contenidos, acompañar al alumno en
su formación académica, pero poco se habla de lo que siente y lo que da el
profesional como persona. Dedicándole el tiempo y el corazón a esta profesión
que nos llena el alma.
¿Se les ocurrió pensar lo que siente el docente por sus
alumnos?
¡Lo damos todo!
Hoy queremos compartir con ustedes que en el distrito de San
Miguel tenemos un héroe más.
Sí, un héroe.
El día martes , en la Escuela Nº21 se vivió un momento que
quedará en la memoria de la comunidad educativa.
Siendo las 16:15 hs., un día como cualquier otro, en el horario
de formación en el que va terminando la jornada una niña alerta a su maestra,
“Seño, Camilita (nombre elegido para preservar la identidad de la menor) se está ahogando”.
Rápidamente, su seño se acerca y nota que algo no anda bien. Todos se alertan, es cierto, Camilita se estaba ahogando.
Fueron varias las reacciones, dos seños la toma por la
espalda e intenta hacer que expulse lo que obstruía sus vías respiratorias,
pero su cuerpo no respondía.
Corridas, miradas aterradas, un momento espantoso.
Las docentes hicieron lo que debían, una corrió a llamar a emergencias, otras
calmando a los niños y alguien corre a llamar al secretario.
Boris “secretario de la escuela” corre al lugar y ve qué
estaba ocurriendo.
Con ayuda de “otra docente” que sostenía a Camilita quien se estaba desvaneciendo, abre su boca y ve que tenía algo en la
garganta.
En medio de la desesperación, Boris le introduce los dedos
intentando retirarle lo que veía. Luego de varios intentos, logra extraer un objeto que obstruía su garganta (un chupetín), pero Camilita estaba
sofocada, ya no respiraba.
Mientras sucedía esto, los docentes habían abierto las
puertas del colegio para que entre su madre. Tristemente, desde donde los padres esperaban a
retirar a sus hijos se podía ver todo.
Un momento desgarrador y totalmente desesperante.
Apoyan el cuerpo de Camilita en el piso y sin pensarlo, el
secretario comienza a realizarle RCP.
“No podía morir”, nos dijo, “No pensé en nada, tenía que
vivir”
Y en esa escena desgarradora en presencia de toda la
comunidad, y ante la mirada de la madre, Camilita respiró una vez más.
La docencia hoy reconoce a nuestro compañero, nuestro héroe.
Que además de dar todo en su labor docente, el martes 7 de
Mayo, le devolvió la vida a una niña.